Cambiar la carne roja por arenques/sardinas podría salvar hasta 750.000 vidas al año en 2050

Adoptar una dieta basada en peces forrajeros sería especialmente útil en el Sur Global, según los investigadores

11.04.2024
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Un análisis de datos publicado en la revista de acceso abierto BMJ Global Health sugiere que cambiar la carne roja por "pescado de forraje", como arenques, sardinas y anchoas, podría salvar hasta 750.000 vidas al año en 2050 y reducir significativamente la prevalencia de discapacidad por enfermedades relacionadas con la dieta.

Adoptar este tipo de dieta sería especialmente útil para los países de renta baja y media, donde estos pescados son baratos y abundantes, y donde el número de víctimas de las enfermedades cardiacas, en particular, es elevado, afirman los investigadores.

Cada vez hay más pruebas que relacionan el consumo de carne roja y procesada con un mayor riesgo de enfermedades no transmisibles, que representaron alrededor del 70% de todas las muertes en el mundo en 2019, explican los investigadores.

De estas, las cardiopatías coronarias, los accidentes cerebrovasculares, la diabetes y el cáncer de intestino representaron casi la mitad (44%) de este número de víctimas, y la enfermedad arterial coronaria se llevó la mayor parte.

Los peces forrajeros marinos, que son depredados por peces de mayor tamaño, son ricos en ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3 (DHA y EPA), cuya ingesta puede prevenir las cardiopatías coronarias, además de ser abundantes en calcio y vitamina B12. También tienen la huella de carbono más baja de todas las fuentes de alimentación animal, señalan los investigadores.

Pero en la actualidad tres cuartas partes de las capturas de peces forrajeros, incluida una cantidad significativa capturada frente a las costas de países que sufren inseguridad alimentaria y malnutrición en el Sur Global, se trituran para obtener harina y aceite de pescado, productos que se utilizan sobre todo en piscifactorías, destinados a consumidores con ingresos elevados, añaden los investigadores.

Aunque varios estudios han revelado los posibles beneficios nutricionales y medioambientales de los peces forrajeros, no está claro hasta qué punto podrían reducir la carga mundial de morbilidad si sustituyeran a la carne roja.

Para colmar esta laguna, los investigadores crearon cuatro escenarios diferentes, cada uno de los cuales representaba una pauta distinta de asignación de pescado forrajero a escala mundial, utilizando datos sobre el consumo de carne roja previsto para 2050 en 137 países y datos históricos sobre las capturas de pescado forrajero en hábitats marinos.

Los 4 escenarios eran: suministro doméstico prioritario, con peces forrajeros capturados para el consumo nacional o la sustitución de la carne roja (I); ingesta de carne minimizada, con sustitución prioritaria en países con un consumo de carne de ovino y bovino superior al nivel recomendado de 15 kcal (II); ingesta de pescado adecuada, dando prioridad a los países con un consumo de pescado inferior al nivel recomendado de 40 kcal (III); e igual porcentaje de carne roja sustituida en todos los países (IV), determinado por la disponibilidad de peces forrajeros.

Según los investigadores, si se generalizara el consumo de pescado forrajero para consumo humano directo, se obtendrían importantes beneficios para la salud pública, sobre todo en términos de reducción de las cardiopatías coronarias.

A escala mundial, este planteamiento podría evitar entre medio millón y 750.000 muertes por enfermedades relacionadas con la dieta en 2050 -en particular por cardiopatías coronarias- y evitar entre 8 y 15 millones de años de vida vividos con discapacidad, la mayoría de los cuales se concentran en países de renta baja y media.

Los investigadores reconocen que la limitada oferta de pescado forrajero no basta para sustituir toda la carne roja. Pero podría aumentar potencialmente el consumo diario per cápita de pescado hasta acercarse al nivel recomendado de 40 kcal en la mayoría de los países, así como reducir en un 2% las muertes por cardiopatías coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes y cáncer de intestino en 2050.

De los cuatro escenarios, el escenario I fue el que menos muertes evitó. Y el análisis sugiere que la asignación de todo el pescado forrajero a las regiones con menor ingesta de pescado -principalmente en los países de renta baja y media (escenario III)- reduciría la carga mundial de morbilidad con mayor eficacia.

Para los países sin litoral y sin acceso directo a los productos del mar, como Mongolia, Turkmenistán y otros países africanos, sería necesario ampliar la comercialización y el comercio mundial de pescado forrajero, señalan los investigadores.

"A pesar del potencial teórico del pescado forrajero, varios obstáculos, como la elaboración de harina y aceite de pescado, la sobrepesca, el cambio climático y la aceptación cultural, pueden impedir que se aprovechen sus beneficios para la salud", reconocen.

"La coordinación y la acción política multisectorial (por ejemplo, priorizar el acceso de los pobres a pescado asequible, como el de forraje, y promover el uso de microalgas ricas en nutrientes como alimento para peces) podrían ayudar a superar algunas de estas barreras", sugieren.

Las intervenciones adaptadas a cada cultura que promuevan estilos de vida saludables, aumenten el apoyo de la familia y la comunidad y conciencien sobre la relación entre enfermedad y dieta podrían aumentar las posibilidades de éxito del cambio de comportamiento y dieta, afirman.

Otras estrategias, como el etiquetado de los alimentos en función de su impacto en el cambio climático y la educación de los consumidores sobre el alto valor nutricional y los bajos niveles de sustancias químicas del pescado de forraje, también podrían ayudar a promover el cambio de la carne roja por el pescado de forraje, sugieren.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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