El mito de las 200 decisiones alimentarias diarias

Cómo un sesgo metodológico ha influido en la percepción de la conducta alimentaria y por qué se necesitan métodos de medición más sofisticados

11.07.2025
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¿Realmente tomamos más de 200 decisiones alimentarias al día? Afirmaciones tan simplistas pueden minar el sentimiento de autoeficacia de las personas (imagen simbólica).

Las cifras desempeñan un papel fundamental en la comunicación sanitaria, ya que proporcionan orientación y motivación. Sin embargo, los puntos de referencia utilizados no siempre son científicamente sólidos o significativos. En el ámbito de la investigación sanitaria, la afirmación de que las personas toman más de 200 decisiones alimentarias al día sin darse cuenta existe desde hace años. "Esta cifra ofrece una imagen distorsionada de cómo las personas toman decisiones sobre su ingesta de alimentos y cuánto control tienen sobre ella", afirma Maria Almudena Claassen, becaria postdoctoral del Centro de Racionalidad Adaptativa del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano de Berlín. Junto con el director Ralph Hertwig y Jutta Mata, investigadora asociada del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano y catedrática de Psicología de la Salud en la Universidad de Mannheim, Claassen ha publicado un artículo que muestra cómo unas mediciones erróneas pueden llevar a ideas equivocadas sobre el comportamiento alimentario.

De dónde procede la cifra de 200 decisiones alimentarias al día

La cifra de 200 decisiones alimentarias examinada en el artículo procede de un estudio realizado en 2007 por los científicos estadounidenses Brian Wansink1 y Jeffery Sobal. En primer lugar, pidieron a 154 participantes que calcularan cuántas decisiones tomaban al día en relación con la comida y la bebida (una media de 14,4). A continuación, los participantes calcularon el número de decisiones sobre "cuándo", "qué", "cuánto", "dónde" y "con quién" tomaban en una comida típica. Estas estimaciones se multiplicaron por el número de comidas, tentempiés y bebidas que decían consumir en un día normal y se sumaron, dando una media de 226,7 decisiones tomadas al día. Los autores interpretaron la diferencia de 212,3 entre las dos estimaciones como un indicador de decisiones inconscientes o "sin sentido".

Por qué esta cifra es problemática

Claassen y sus colegas del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano cuestionan esta conclusión. Señalan deficiencias metodológicas y conceptuales inherentes al diseño del estudio y argumentan que la discrepancia en el número estimado de decisiones puede explicarse por un conocido efecto cognitivo denominado efecto de subaditividad. Este efecto describe la tendencia de las personas a proporcionar estimaciones de frecuencia más altas cuando se les pide que evalúen por separado varios aspectos específicos de una pregunta general. Los investigadores concluyen que el elevado número de decisiones alimentarias "sin sentido" no es una realidad observada empíricamente, sino el resultado del efecto de subaditividad.

El equipo de investigación también advierte de las consecuencias que afirmaciones tan simplistas pueden tener en nuestra comprensión de la conducta alimentaria. "Tal percepción puede socavar los sentimientos de autoeficacia", afirma Claassen. "Mensajes simplistas como éste distraen del hecho de que las personas son perfectamente capaces de tomar decisiones alimentarias conscientes e informadas".

Por qué es necesario un pluralismo metodológico en la investigación de las decisiones alimentarias

Entonces, ¿cómo pueden definirse de forma significativa e investigarse empíricamente las decisiones sobre los alimentos? Los investigadores proponen definir las decisiones relacionadas con la comida en términos concretos y específicos del contexto. ¿Qué se come? ¿Cuánto se come? ¿Qué se evita? ¿Cuándo? ¿En qué contexto social o emocional? Estas decisiones sólo pueden entenderse en el contexto en el que se toman. Se basan en situaciones específicas y concretas, como elegir entre ensalada y pasta, o decidir si saltarse una ración. Lo más importante es centrarse en las decisiones clave que se ajustan a los objetivos personales: para alguien que quiere perder peso, puede ser optar por una ensalada ligera en lugar de pasta en la cena; para alguien que quiere comer de forma más sostenible, puede significar elegir una comida vegetariana en lugar de una a base de carne.

Para trazar empíricamente esta perspectiva, los investigadores abogan por el pluralismo metodológico, combinando observaciones cualitativas, herramientas digitales de seguimiento, estudios de diarios e investigación transcultural para obtener una imagen diferenciada y realista de las decisiones alimentarias cotidianas de la gente.

"Cifras mágicas como las supuestas 200 decisiones alimentarias no nos dicen mucho sobre la psicología de las decisiones alimentarias, más aún si estas cifras resultan ser a su vez distorsionadas", afirma Ralph Hertwig, Director del Instituto Max Planck para el Desarrollo Humano. "Para comprender mejor el comportamiento alimentario, necesitamos entender mejor cómo se toman exactamente las decisiones y qué influye en ellas".

El autoimpulso puede reforzar las decisiones informadas y beneficiosas para la salud

Armadas con este conocimiento y comprensión de sus elecciones alimentarias, las personas están en mejor posición para adoptar hábitos alimentarios saludables en su vida cotidiana. Una estrategia útil para el día a día es el autoimpulso. Consiste en diseñar el entorno para que sea más fácil tomar decisiones saludables. Por ejemplo, colocar piezas de fruta precortadas al alcance de la mano en el frigorífico o mantener los dulces fuera de la vista puede ayudar a las personas a cumplir sus objetivos sin tener que depender constantemente de un control consciente. El autoimpulso forma parte del enfoque de refuerzo, que, a diferencia del nudging, refuerza las competencias individuales para la toma de decisiones en lugar de depender de señales externas impulsadas por el entorno (Reijula y Hertwig, 2022).

Nota a pie de página: 1 Aunque Brian Wansink fue destituido de su cargo académico y 18 de sus artículos fueron retirados, el estudio que aquí se analiza no ha sido retirado. Nuestra crítica no se centra en la mala conducta, sino en las deficiencias metodológicas y conceptuales inherentes al diseño del estudio.

Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.

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