Ensalada de algas y harina de grillo. ¿Quién recurrirá a alimentos proteicos alternativos?
Las habilidades, los conocimientos y las opiniones de los seres queridos importan
¿Tienen posibilidades los platos elaborados con algas o insectos de encontrar un lugar en nuestras mesas como opciones de alimentos proteicos alternativos (APF)? ¿Por qué algunos consumidores están abiertos a este cambio y otros se muestran cautos? Un grupo internacional de investigadores, entre ellos científicos de la Universidad SWPS, analizó cientos de estudios para investigar esta cuestión.
Los retos medioambientales relacionados con el clima atraen cada vez más la atención del mundo científico hacia la cuestión de la modificación de los comportamientos alimentarios, que no sólo sería saludable para el individuo, sino también para el planeta. Si bien está demostrado que una dieta proteica de alta calidad basada en la carne, los huevos y los productos lácteos tiene efectos beneficiosos para la salud humana, no debemos olvidar que la producción de estos ingredientes es uno de los principales motores de la degradación medioambiental.
De ahí el interés por los productos alimenticios proteicos alternativos (APF) obtenidos durante el procesado de insectos, krill, biomasa microbiana, setas, hongos o plantas como los guisantes o la colza. Estos productos tienen un impacto medioambiental significativamente menor que las fuentes tradicionales de proteínas. Además, su consumo puede tener un efecto positivo en la salud humana.
Cambiar las proteínas tradicionales de origen animal por proteínas alternativas en la dieta diaria puede tener efectos positivos para la salud. Sustituir sólo un 3% de proteínas animales por proteínas vegetales se asocia a una disminución de la mortalidad general en un 10%, tanto en hombres como en mujeres, y de la mortalidad por enfermedades cardiovasculares (entre un 11 y un 12%), argumenta Hanna Zaleśkiewicz, psicóloga del Centro CARE-BEH de Investigación Aplicada sobre Comportamiento Sanitario y Salud de la Universidad SWPS.
Las habilidades, los conocimientos y la opinión de los seres queridos importan
Un grupo internacional de investigación formado por científicos de Polonia, Alemania, Dinamarca, Grecia, Noruega e Italia recopiló datos sobre los determinantes psicosociales asociados a la elección de alimentos proteicos alternativos (APF). La meta-revisión tuvo en cuenta 28 revisiones científicas que abarcaban más de 1.000 estudios originales. La mayoría de ellos se referían a Europa, Norteamérica y Australia/Nueva Zelanda. Los resultados del estudio a gran escala se publicaron en Health Psychology Review.
¿Quiénes declararon una mayor disposición a utilizar alternativas a las fuentes tradicionales de proteínas en la cocina? Se trataba principalmente de personas con mayores habilidades culinarias percibidas y un mayor nivel de aceptación o adopción de fuentes alternativas de proteínas, especialmente las de origen vegetal.
Otro factor importante era el nivel de conocimientos sobre las FPA. En el caso de las proteínas procedentes de insectos, el conocimiento de los valores nutricionales y del impacto del consumo de proteínas en la salud y el medio ambiente se tradujo en una mayor disposición a comprar productos que las contuvieran. Además, las personas que habían estado previamente en contacto con este tipo de productos se declaraban más dispuestas a elegir APF, ya fueran de origen vegetal, mixto o procedentes de insectos.
El análisis también mostró que los consumidores estarían dispuestos a comprar productos que contuvieran proteínas alternativas si tales elecciones fueran aceptadas por sus compañeros, familiares u otras personas importantes. La motivación sanitaria también es importante: la creencia en el impacto positivo de las proteínas vegetales sobre la salud está fuertemente asociada a su consumo. Los encuestados también consideran beneficioso para la salud el consumo de proteínas procedentes de insectos.
¿Cena de insectos? Los hombres son más propensos a comerla
Las mujeres eran más propensas a aceptar las fuentes de proteínas vegetales. Sin embargo, en el caso de las APF de insectos, los hombres se mostraron más dispuestos a consumirlas. Los más jóvenes también eran más propensos a comprar productos con APF, lo que resultaba especialmente visible en el caso de las proteínas procedentes de insectos.
La disposición a comprar productos que contienen APF también se asoció a un mayor nivel educativo, principalmente en el caso de las fuentes vegetales, pero no se observó una relación igual de clara en relación con las proteínas a base de insectos.
Chuleta de guisantes: la aceptación es posible
Las actitudes hacia una dieta innovadora no son uniformes, por lo que las estrategias de promoción de alimentos proteicos alternativos deben adaptarse a cada persona. Un contacto más frecuente con las APF favorece la elección de estos productos, por lo que es importante una promoción más amplia. Igualmente importante es mejorar las habilidades culinarias, por ejemplo organizando talleres de cocina en las escuelas.
Las normas culturales específicas, referidas a las tradiciones culinarias que se basan en productos de origen animal como componentes típicos de los alimentos ricos en proteínas, también pueden ser una barrera que dificulte la elección de APF basados en insectos. Investigaciones anteriores indicaron que dichas normas culturales pueden ser especialmente fuertes en determinados países en los que se apoyan continuamente los productos de origen animal. Además, revisiones anteriores han demostrado que los niveles de aceptación, intención de consumo o ingesta de APF a base de insectos, varían entre países y regiones europeas, señala Hanna Zaleśkiewicz.
Los autores también señalan la relativa falta de investigaciones sobre la ingesta real de FPA. La mayoría de los estudios se centran en las intenciones declaradas y la aceptabilidad.
El estudio se realizó en el marco del proyecto internacional "LIKE A PRO From niche to mainstream - alternative proteins for everybody and everywhere". El líder en nombre de la Universidad SWPS es el profesor Aleksandra Łuszczyńska. El proyecto está financiado por la Unión Europea en el marco del programa Horizonte Europa.
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Publicación original
Hanna Zaleskiewicz, Maria Siwa, Anna Banik, Zofia Szczuka, Ewa Kulis, Francesca Grossi, Polymeros Chrysochou, Bjørn Tore Nystrand, Toula Perrea, Antonella Samoggia, Arlind Xhelili, Athanasios Krystallis, Aleksandra Luszczynska; "Psychosocial determinants of alternative protein choices: a meta-review"; Health Psychology Review, Volume 19, 2024-10-9