Un nuevo descubrimiento explica las propiedades antihipertensivas del té verde y negro

Los resultados del estudio podrían conducir a nuevos medicamentos para reducir la presión arterial

17.03.2021 - Estados Unidos

Un nuevo estudio de la Universidad de California en Irvine demuestra que los compuestos del verde y del té negro relajan los vasos sanguíneos al activar las proteínas de los canales iónicos de la pared de los vasos sanguíneos. El descubrimiento ayuda a explicar las propiedades antihipertensivas del té y podría conducir al diseño de nuevos medicamentos para reducir la presión arterial.

El descubrimiento, publicado en Cellular Physiology and Biochemistry, fue realizado por el laboratorio del doctor Geoffrey Abbott, profesor del Departamento de Fisiología y Biofísica de la Facultad de Medicina de la UCI. Kaitlyn Redford, estudiante de posgrado del laboratorio de Abbott, fue la primera autora del estudio titulado "La activación del canal de potasio KCNQ5 subyace a la vasodilatación por el té".

Los resultados de la investigación revelaron que dos compuestos flavonoides de tipo catequina (galato de epicatequina y galato de epigalocatequina-3) que se encuentran en el té, activan cada uno un tipo específico de proteína de canal de iones llamada KCNQ5, que permite que los iones de potasio se difundan fuera de las células para reducir la excitabilidad celular. Como la KCNQ5 se encuentra en el músculo liso que recubre los vasos sanguíneos, se predijo que su activación por las catequinas del té también relajaría los vasos sanguíneos, predicción confirmada por los colaboradores de la Universidad de Copenhague.

"Descubrimos mediante estudios de modelización informática y mutagénesis que las catequinas específicas se unen al pie del sensor de voltaje, que es la parte de KCNQ5 que permite que el canal se abra en respuesta a la excitación celular. Esta unión permite que el canal se abra mucho más fácilmente y antes en el proceso de excitación celular", explicó Abbott.

Dado que hasta un tercio de la población adulta mundial padece hipertensión, y que esta afección se considera el principal factor de riesgo modificable de las enfermedades cardiovasculares y la mortalidad prematura en el mundo, los nuevos enfoques para tratar la hipertensión tienen un enorme potencial para mejorar la salud pública mundial. Estudios anteriores demostraron que el consumo de té verde o negro puede reducir la presión arterial en una cantidad pequeña pero consistente, y se descubrió previamente que las catequinas contribuyen a esta propiedad. La identificación de la KCNQ5 como nueva diana de las propiedades hipertensivas de las catequinas del té puede facilitar la optimización de la química medicinal para mejorar la potencia o la eficacia.

Además de su papel en el control del tono vascular, la KCNQ5 se expresa en varias partes del cerebro, donde regula la actividad eléctrica y la señalización entre neuronas. Existen variantes patógenas del gen KCNQ5 que alteran la función de su canal y provocan una encefalopatía epiléptica, un trastorno del desarrollo que es muy debilitante y provoca frecuentes convulsiones. Dado que las catequinas pueden atravesar la barrera hematoencefálica, el descubrimiento de su capacidad para activar el KCNQ5 puede sugerir un futuro mecanismo para reparar los canales KCNQ5 rotos y mejorar los trastornos de excitabilidad cerebral derivados de su disfunción.

El té se produce y se consume desde hace más de 4.000 años y en la actualidad se beben más de 2.000 millones de tazas de té al día en todo el mundo, sólo superadas por el agua en cuanto a volumen consumido por la población mundial. Los tres tés con cafeína que se consumen habitualmente (verde, oolong y negro) se producen a partir de las hojas de la especie de hoja perenne Camellia sinensis, y las diferencias surgen de los distintos grados de fermentación durante la producción del té.

El té negro se suele mezclar con leche antes de su consumo en países como el Reino Unido y Estados Unidos. Los investigadores del presente estudio descubrieron que cuando el té negro se aplicaba directamente a las células que contenían el canal KCNQ5, la adición de leche impedía los efectos beneficiosos del té en la activación del KCNQ5. Sin embargo, según Abbott, "no creemos que esto signifique que haya que evitar la leche al beber té para aprovechar sus propiedades beneficiosas. Estamos seguros de que el entorno del estómago humano separará las catequinas de las proteínas y otras moléculas de la leche que, de otro modo, bloquearían los efectos beneficiosos de las catequinas."

Esta hipótesis se ve corroborada por otros estudios que muestran los beneficios antihipertensivos del té independientemente del consumo conjunto de leche. El equipo también descubrió, mediante espectrometría de masas, que calentar el té verde a 35 grados centígrados altera su composición química de forma que lo hace más eficaz para activar la KCNQ5.

"Independientemente de si el té se consume helado o caliente, esta temperatura se alcanza después de beber el té, ya que la temperatura del cuerpo humano es de unos 37 grados centígrados", explicó Abbott. "Por tanto, simplemente al beber té activamos sus propiedades beneficiosas y antihipertensivas".

Este estudio ha sido financiado en parte por los Institutos Nacionales de la Salud, el Instituto Nacional de Ciencias Médicas Generales, el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes Cerebrovasculares, la Fundación Lundbeck y el Danmarks Frie Forskningsfond.

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