Los hongos modificados genéticamente son ricos en proteínas, sostenibles y tienen un sabor similar a la carne
Un hongo modificado genéticamente reduce en un 61% su impacto ambiental
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En un nuevo estudio publicado el 19 de noviembre en la revista Trends in Biotechnology de Cell Press, los investigadores utilizaron una tecnología de edición genética denominada CRISPR para aumentar la eficiencia productiva de un hongo y reducir hasta en un 61% su impacto ambiental relacionado con la producción, todo ello sin añadir ADN extraño. El hongo modificado genéticamente sabe a carne y es más fácil de digerir que su homólogo natural.
Una imagen de Fusarium venenatum.
Xiao Liu, CC BY-SA
"Existe una demanda popular de proteínas alimentarias mejores y más sostenibles", afirma Xiao Liu, autor de la tesis y profesor de la Universidad de Jiangnan en Wuxi (China). "Hemos conseguido que un hongo no sólo sea más nutritivo, sino también más respetuoso con el medio ambiente, modificando sus genes".
La ganadería es responsable de cerca del 14% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero. La cría de ganado también ocupa tierras y requiere una gran cantidad de agua dulce, que ya está en peligro debido al cambio climático y a la influencia humana. Las proteínas microbianas, incluidas las que se encuentran en levaduras y hongos, han surgido como una alternativa más sostenible a la carne.
Entre las opciones exploradas hasta ahora de micoproteína, u hongos con proteínas, destaca el hongo Fusarium venenatum por su textura y sabor naturales, muy parecidos a los de la carne. Se ha aprobado su uso alimentario en muchos países, entre ellos el Reino Unido, China y Estados Unidos.
Sin embargo, el Fusarium venenatum tiene gruesas paredes celulares que dificultan la digestión de sus nutrientes por el ser humano. Además, consume muchos recursos; producir incluso pequeñas cantidades de micoproteína requiere una gran cantidad de recursos. Las esporas se crían en tanques metálicos gigantes llenos de materia prima hecha con azúcar y nutrientes como sulfato de amonio.
Liu y su equipo se propusieron explorar la posibilidad de aumentar la digestibilidad y la eficiencia productiva del Fusarium venenatummediante CRISPR, sin introducir ADN extraño en los genes del hongo.
Para ello, eliminaron dos genes asociados a las enzimas quitina sintasa y piruvato descarboxilasa. La eliminación de la quitina sintasa adelgazó la pared celular del hongo, permitiendo que más proteínas del interior de la célula estuvieran disponibles para su digestión. La eliminación del gen de la piruvato descarboxilasa ayudó a ajustar el metabolismo del hongo para que necesitara menos nutrientes para producir proteínas.
Los análisis mostraron que la nueva cepa fúngica, denominada FCPD, necesitaba un 44% menos de azúcar para producir la misma cantidad de proteínas que la cepa original y lo hacía un 88% más rápido.
"Mucha gente pensaba que cultivar micoproteínas era más sostenible, pero nadie se había planteado realmente cómo reducir el impacto ambiental de todo el proceso de producción, sobre todo en comparación con otros productos proteínicos alternativos", afirma el primer autor, Xiaohui Wu, de la Universidad de Jiangnan.
A continuación, los investigadores calcularon la huella ambiental de la FCPD, desde las esporas en el laboratorio hasta los productos cárnicos inactivados, a escala industrial. Simularon la producción de FCPD en seis países con diferentes estructuras energéticas -incluida Finlandia, que utiliza sobre todo energías renovables, y China, que depende en mayor medida del carbón- y descubrieron que el impacto ambiental del FCPD era menor que el de la producción tradicional de Fusarium venenatum, independientemente de la ubicación. En general, la producción de FCPD produjo hasta un 60% menos de emisiones de gases de efecto invernadero durante todo su ciclo de vida.
El equipo también investigó el impacto de la producción de FCPD en comparación con los recursos necesarios para producir proteínas animales. En comparación con la producción de pollo en China, descubrieron que la mioproteína del FCPD requiere un 70% menos de tierra y reduce el riesgo de contaminación del agua dulce en un 78%.
"Este tipo de alimentos editados genéticamente pueden satisfacer la creciente demanda de alimentos sin los costes medioambientales de la agricultura convencional", afirma Liu.
Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.