La dieta vegana puede reducir a la mitad la huella de carbono
La dieta vegana reduce las emisiones de carbono en un 46% y el uso de la tierra en un 33%, al tiempo que aporta casi todos los nutrientes esenciales
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Solo alrededor del 1,1 % de la población mundial es vegana, pero este porcentaje está creciendo. Por ejemplo, en Alemania el número de veganos se duplicó aproximadamente entre 2016 y 2020 hasta alcanzar el 2% de la población, mientras que en el Reino Unido se ha registrado un aumento de 2,4 veces entre 2023 y 2025 hasta alcanzar el 4,7% de la población. Muchas personas citan los beneficios para la salud como su razón para hacerse veganos: pasar de una dieta occidental típica a una vegana puede reducir el riesgo de mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles en un estimado del 18% al 21%.
Otra excelente razón es reducir la huella ecológica. Ahora, un estudio publicado en Frontiers in Nutrition ha calculado con precisión en qué medida las dietas basadas en plantas, como el veganismo, reducen las emisiones y el uso de recursos naturales. Asimismo, ha demostrado que estas dietas aportan prácticamente todos los nutrientes esenciales.
"Comparamos dietas con la misma cantidad de calorías y descubrimos que pasar de una dieta mediterránea a una vegana generaba un 46% menos de CO2 y utilizaba un 33% menos de tierra y un 7% menos de agua, además de reducir otros contaminantes relacionados con el calentamiento global", explica la Dra. Noelia Rodríguez-Martín, investigadora postdoctoral del Instituto de la Grasa del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ahora con sede en la Universidad de Granada, y autora correspondiente del nuevo estudio.
Rodríguez-Martín y el equipo de investigación elaboraron cuatro series de menús diarios nutricionalmente equilibrados de una semana de duración, que incluían el desayuno, un tentempié a media mañana, la comida y la cena. Cada dieta se diseñó para aportar 2.000 kilocalorías al día, con raciones y una composición basadas en las recomendaciones de la Sociedad Española de Nutrición Comunitaria, la Unión Vegetariana Española, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria y la Academia Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Vidas sanas en un planeta sano
La base de referencia fue una dieta mediterránea omnívora saludable, rica en frutas y verduras, cereales integrales y proteínas magras, con cantidades moderadas de pescado, aves y carne. Otras dos eran pesco-vegetariana y ovo-lacto-vegetariana, que incluían respectivamente pescado y marisco o huevos y lácteos, pero sin carne. La cuarta era vegana, en la que todos los alimentos de origen animal se habían sustituido por alternativas vegetales como el tofu, la proteína de soja texturizada, el tempeh, el yogur de soja, las semillas o las legumbres.
Los investigadores utilizaron bases de datos públicas como BEDCA (Base Española de Datos de Composición de Alimentos) y FoodDate Central del Departamento de Agricultura de EE.UU. para calcular el contenido de macronutrientes de cada menú, así como de 22 vitaminas y micronutrientes esenciales, por ejemplo ácido linoleico y linolénico, diversas formas de vitamina B, calcio, hierro y selenio. Los compararon con las ingestas diarias recomendadas por las organizaciones internacionales de la salud, por separado para mujeres y hombres, de 30 a 51 años o de 51 a 70 años.
También calcularon la huella ecológica total de cada menú, que comprende una serie de indicadores clave del impacto en los ecosistemas, desde el cambio climático y el agotamiento de la capa de ozono hasta la eutrofización del agua y la ecotoxicidad, basándose en la base de datos pública AGRIBALYSE 3.1.1.
Los resultados mostraron que las emisiones totales de gases de efecto invernadero "de la cuna a la casa" se redujeron de 3,8 kg diarios equivalentes de CO2 para la dieta omnívora, pasando por 3,2 kg diarios para la dieta pesco-vegetariana y 2,6 kg diarios para la dieta ovo-lacto-vegetariana, a 2,1 kg diarios para la dieta vegana, lo que supone una reducción del 46%.
Un patrón similar se observó en el uso del agua, que descendió un 7%, de 10,2 metros cúbicos de agua en la dieta omnívora a 9,5 metros cúbicos en la dieta vegana, y en la ocupación de tierras agrícolas, que cayó un 33%, de 226 a 151 puntos, en una puntuación ponderada del impacto medioambiental asociado al uso de la tierra, expresado por día de dieta. Curiosamente, la dieta vegana mostró reducciones de más del 50% en los indicadores clave de impacto en los ecosistemas en comparación con la dieta omnívora de referencia, junto con una disminución superior al 55% en la incidencia de enfermedades.
"Nuestros análisis mostraron que los tres menús basados en plantas eran equilibrados desde el punto de vista nutricional, y sólo la vitamina D, el yodo y la vitamina B12 necesitaban un poco más de atención. En general, los indicadores ponen claramente de manifiesto las ventajas medioambientales y sanitarias de las dietas basadas en plantas en comparación con la dieta omnívora de referencia", afirma Rodríguez-Martín.
Para reflexionar
"Pero en nuestra comparación a cuatro bandas -omnívora, pesco-vegetariana, ovo-lacto-vegetariana y vegana- el patrón era claro: cuantos más alimentos vegetales, menor huella ecológica. El menú pesco-vegetariano mostró ganancias moderadas, aunque la producción de pescado añade algunos costes medioambientales. Las dietas vegetarianas también obtuvieron buenos resultados, reduciendo las emisiones de carbono en torno a un 35%".
Pero para quienes deseen ayudar al planeta pero no estén dispuestos a renunciar por completo a los alimentos de origen animal, los autores tienen un mensaje igualmente importante.
"No es necesario ser totalmente vegano para marcar la diferencia. Incluso los pequeños pasos hacia una dieta más vegetal reducen las emisiones y ahorran recursos. Cada comida que incluye más plantas nos ayuda a avanzar hacia personas más sanas y un planeta más sano", concluye Rodríguez-Martín.
Nota: Este artículo ha sido traducido utilizando un sistema informático sin intervención humana. LUMITOS ofrece estas traducciones automáticas para presentar una gama más amplia de noticias de actualidad. Como este artículo ha sido traducido con traducción automática, es posible que contenga errores de vocabulario, sintaxis o gramática. El artículo original en Inglés se puede encontrar aquí.
Publicación original
Ángela Alcalá-Santiago, Noelia M. Rodríguez-Martín, Eduardo Casas-Albertos, José María Gálvez-Navas, Adela Castelló-Pastor, Belén García-Villanova, Esther Molina-Montes; "Nutrient adequacy and environmental foot-print of Mediterranean, pesco-, ovo-lacto-, and vegan menus: a modelling study"; Frontiers in Nutrition, Volume 12, 2025-11-11